
Llevaba mucho tiempo queriendo hablar sobre esto, pero la verdad es que hasta que no lo he visto en frente con mis propios ojos, no me he determinado a ello.
No hará mucho tiempo que recogí a mi primer intoxicado etílico. Como puede parecer lógico, estando en un servicio de emergencias desgraciadamente no debería llamarme la atención, pero este paciente en particular si lo hizo. ¿El motivo? su edad.
Recibimos el aviso entrando la noche ya, un viernes en una zona céntrica de la ciudad. A nuestra llegada al lugar, la situación era dantesca: Botellas tiradas, bolsas de plásticos, chavales gritando y dando patadas a las botellas... Y ya al fondo, en un banco arremolinados, un grupo de chicos y chicas sujetando a otro. Tras un breve interrogatorio, sacamos en claro que no bebía con asiduidad, que habría tomado del orden de diez copas y que ya había vomitado; ¡bonito panorama! pero lo peor no era eso no, lo peor fue comprobar que la edad del chico era inferior a 14 años. ¡14 años! no quiero sonar a abuelo cebolleta, pero yo con 14 años lo último que pensaba era emborracharme hasta casi perder la consciencia...
¿Cómo puedes tener esa edad y pasarte tanto? y ¿cómo pueden tus amigos dejarte? es increíble, y lo peor de todo es imaginar cómo va a acabar esto. Si no intentamos entre todos concienciar de los peligros del abuso de esa y otras sustancias, llegará un momento en el que chicos de 10 años se inflen a cervezas, fumen y estén pensando en montárselo con la vecina del cuarto. Cada etapa tiene una vivencia, y personalmente creo que los chicos de hoy en día quieren ser mayores antes de tiempo (como todos a esa edad); el problema es que ahora

"ser mayores" implica el consumo y abuso de estas sustancias, con el agravante de la facilidad de acceso. Otra pregunta que me aterra es: Si ahora con ~ 14 años consumen alcohol hasta este punto, ¿con 19 qué consumirán? ¿se les quedará corto el alcohol?
La educación y concienciación en este caso creo que es vital, y ya no hablo de grandes campañas del ministerio de sanidad; si no de que uno a uno, con nuestros conocidos, hijos o familiares, la llevemos a cabo para evitar situaciones como la que me tocó vivir (tanto en la calle como posteriormente en el hospital) aquella tarde-noche, y sobre todo para que el futuro de muchos chicos no acabe destrozado por la adicción a estas sustancias o las consecuencias de su consumo.